La década de los noventa fue la época del nacimiento del surfing contemporáneo. Los hijos de Herbert Mulanovich (Herbert, Sofía y Matías), Augusto Villarán (Augusto y Gabriel), Óscar Malpartida (Kina y Álvaro), Guayo Gubbins (Jonathan), Tato Gubbins (Daniel y Mateo) entre otros, fueron apareciendo mientras se consolidaban tablistas como Luis Miguel “Magoo” De La Rosa Toro, Mark “Makki” Block, Roberto “Muelas” Meza, Martín Jerí y Luis “Luiggi” Nikaido, adueñándose de los campeonatos nacionales, realizando exploraciones en busca de olas y protagonizando históricas sesiones en las playas más importantes de cada continente.
Fue la época de una ebullición de nuevos talentos, que aparecían desde Máncora hasta Cerro Azul, del descubrimiento de las izquierdas de Piedras Negras y El Olón en Ilo, y de la aparición de habilidosos norteños como Claudio Manrique, Pablo Doig, Benoit “Piccolo” Clemente, Richard Navarrete y los hermanos Omar y Henry Huamanchumo. También fue la década de la creación de las escuelas de surf y de la formalización de una renovada federación reguladora del surfing en el país.
El ciclo de los surfers de la última década del siglo XX arrancó con el pie derecho. En febrero de 1990 Ecuador celebró la cuarta edición de su campeonato internacional en Montañita, y los peruanos generaron el mayor impacto en el torneo. Con apenas 17 años, Mark “Makki” Block se alzó como el campeón en la espectacular derecha norteña, y este fue sólo el comienzo de su año de despegue. El representante de San Bartolo, viajó en abril del mismo año a Chiba, Japón, a competir en el mundial ISA. Todavía menor de edad y peleando en la categoría Sub 18, “Makki” tuvo una actuación destacadísima llegando a la final del evento, y alcanzó el cuarto lugar del torneo. Un joven Kelly Slater, prodigio de Cocoa Beach en Florida, finalizó un puesto más abajo que el peruano. Desde el título de Felipe Pomar en el mundial de Punta Rocas en 1965 ningún peruano logró el heat decisivo de un torneo de esa magnitud. Lo de “Makki” fue un paso solitario pero potente, una hazaña en un momento en donde el surfing peruano necesitó una nueva inspiración para seguir luchando por volver a los lugares trascendentales en los que estuvo treinta años antes. Este logro colocó al Perú en el puesto quince entre los países del torneo.
Al hablar de la década de 1990 del surfing peruano es vital hablar también de la trascendencia de Luis Miguel “Magoo” De La Rosa Toro. Fueron diez años en los que “Magoo” luchó por abrirle el camino a las futuras generaciones, contra frustraciones, presupuestos y la realidad de ser un peruano intentando meterse en un mundo dominado por estadounidenses, hawaianos, australianos y brasileros. En los noventa, la potencia sudamericana del surf era sin lugar a dudas Brasil. Su innovación en el diseño y fabricación de tablas, la habilidad de sus tablistas en olas chicas y el rápido crecimiento del surf en el país los catapultó desde mediados de la década de 1980.
Pese a las adversidades, “Magoo” empezó una odisea y volvió a generar la atención del mundo de la tabla hacia el Perú. En sus viajes a Hawái, Australia y California generó contactos, amigos y respeto. Mark Foo, local de Oahu en Hawái y uno de los mejores surfers de ola grande del planeta, fue una de las amistades más cercanas de De La Rosa Toro en sus visitas al hemisferio norte. Foo visitó el Perú en repetidas ocasiones, compitiendo en mayo de 1990 en las eliminatorias del campeonato Ola Grande Balin en Punta Rocas y en el segundo Festival del Mar en Huanchaco. Ambos torneos fueron ganados, por supuesto, por “Magoo” De La Rosa Toro, también campeón nacional de la Federación Peruana de Tabla (FEPTA) en ese año.
Y mientras “Magoo” luchó por abrirle paso a los peruanos en el circuito internacional de surf de la ASP, Roberto “Muelas” Meza, un tablista local de Punta Hermosa, empezó a ganarse los titulares en Sudamérica. 1991 fue el año de “Muelas”, tomando el título del campeonato nacional y del título Pacífico Sur. El Pacífico Sur era un torneo que se celebró entre tablistas latinos, casi todos sudamericanos, con dos fechas en distintos países: Ecuador y Chile. El circuito arrancó en Montañita, en febrero, con el clásico campeonato de carnavales del balneario. Varios peruanos viajaron hasta Ecuador para competir, como José “Titi” De Col y César Aspíllaga. Competidores de Brasil, Chile, Argentina, Ecuador y Perú participaron, pero al final todo el podio fue rojiblanco: “Muelas” se llevó el título del evento, seguido por “Titi” De Col y César Aspíllaga. Los tres surfers, en ese momento, eran parte del team BOZ, para redondear un triunfo con sabor a Perú. Después de Ecuador, y a fin de año, llegó la fecha de Chile en Pichilemu. La competencia contó con tablistas de Argentina, Brasil, Estados Unidos, Perú y Chile, quienes riñeron durante tres días en condiciones complicadas. Las olas no favorecieron los primeros dos días, y el último día se llevaron las series finales hacia el point de Punta de Lobos. Ahí, una vez más “Muelas” mostró todo su power y acabó llevándose el triunfo en los dos países vecinos. El año lo redondeó con una victoria en la tercera fecha del campeonato nacional en Punta Rocas, el 7 y 8 de diciembre, ganando así el título. Tres meses después, el Instituto Peruano del Deporte (IPD) premió a Meza como el mejor deportista de su disciplina de 1991. “Magoo” también tuvo un año histórico, logrando competir en 11 de los 17 eventos internacionales de la ASP, y finalizó el año en el puesto 61, una hazaña nunca antes realizada por ningún latinoamericano.
Además de las competencias organizadas por la FEPTA y los campeonatos a los que viajaron los peruanos en Sudamérica y el mundo, una compañía empezó a realizar eventos patrocinados por marcas importantes y repartió dinero en efectivo. Esta empresa se llamó The Video Makers y la creó Javier Meneses, quien volvió a Lima desde California a fines de la década de 1980 con la idea de lanzar un programa de televisión de tabla y deportes extremos. The Video Makers empezó a realizar torneos de surf en el verano de 1991 repartiendo mil dólares al ganador, pasajes Lima – Miami – Lima al subcampeón y organizando exhibiciones de bodyboard y conciertos de música al finalizar la competencia. Este primer torneo llevó el nombre de Copa Volvo, una marca con ninguna asociación al surf, pero los contactos de Meneses y su habilidad para vender proyectos le otorgaron el apoyo de grandes marcas.
Una empresa y una persona que no se pueden dejar de mencionar por su compromiso constante hacia el surf en esta década son Backus y Alex Ljubicic, su jefe de eventos. Alex firmó un contrato con la escuela de tabla Olas Perú, brindándole un auspicio con la marca de gaseosas Guaraná. El apoyo sirvió para que la escuela comprara una mini van, que se utilizó para el recojo y transporte de los jóvenes tablistas. En enero de 1992, Olas Perú y Guaraná organizaron el primer Campeonato Olas Perú Guaraná Backus para tablistas juniors, y se convirtió en un torneo recurrente, realizando un circuito de hasta diez fechas anuales durante cinco años consecutivos.
A inicios de la década de 1990 la asociación de surfers profesionales (ASP) decidió realizar un cambio en el formato de sus competencias. Antes se realizaban aproximadamente veinte torneos al año, donde los mejores 32 tablistas eran sembrados en las rondas más avanzadas y el resto de surfers debían competir en los trials. Los trials eran extenuantes, con muchos competidores de todo el mundo luchando por pocas plazas buscando competir contra la crema y nata del surfing internacional. En 1992 la ASP decidió cambiar este formato y creó el World Championship Tour (WCT) y el World Qualifying Series (WQS). El primero era la primera división, con diez ú once eventos en donde participaban los 16 mejores surfers del mundo (preclasificados del año anterior), junto a los 28 tablistas líderes del WQS y 4 wildcards, sumando un total de 48 tablistas por evento. Este era un sistema similar al que se utilizó veinte años después.
El 5 de enero de 1992, Roberto “Muelas” Meza oficialmente inauguró un proyecto que marcó un hito en la historia de la tabla en el país. “Muelas”, apoyado por Herbert Mulanovich, y su esposa, Inés Aljovín, dio sus primeros pasos como instructor de surf. La pareja estaba interesada en que su hija Sofía, aprendiera a correr olas y fuera guiada técnica y estratégicamente en el agua. Incluso le prestaron durante ese verano una camioneta a Meza, para que él pueda recoger y llevar a la pequeña Sofía, desde su casa en Punta Hermosa, a otras playas del sur. Otros niños también se interesaron, y así se sumaron los primeros alumnos: Sebastián “Toto” De Romaña, Antonio Pedraglio, Ignacio Bedoya, Flavio Petris, José Gómez, Eduardo Cáceres, los hermanos Jerónimo y Joaquín Castagnetto, Gabriel Villarán, entre otros. En 1996 más de cien alumnos ya habían sido entrenados por la escuela, desde surfers con aspiraciones profesionales, hasta tablistas aficionados. Ese año, Sofía Mulanovich ganó el título nacional por primera vez, mientras que Gabriel Villarán se convirtió en la sensación entre los juniors y alcanzó la final en la Copa José Duany, en la categoría open, con 11 años de edad.
En el año 2010 la escuela de tabla Olas Perú inaugura el primer Centro de Alto Rendimiento de Tabla en el Perú. Esta ubicado en el distrito de Punta Hermosa, en un terreno de 750 metros cuadrados, que fue donado a la escuela en el año 1994 por el alcalde Gerardo Castro. El diseño lo hizo el arquitecto Titi De Col, y gracias al patrocinio de las empresas Backus & Johnston, Movistar y Mapfre se ha logrado edificar la primera etapa. En este local los tablistas se pueden hospedar para recibir el entrenamiento de alta competencia. Se han construido los cuartos, baños, sala, comedor, cocina, cochera y los ambientes adecuados para hacer el entrenamiento. También tiene una sala de juegos con tenis de mesa y fulbito a mano. Un chef ofrece la nutrición balanceada a los deportistas. La escuela de tabla Olas Perú es la institución deportiva de este deporte más importante del Perú y es una de las más trascendentes en Latinoamérica.
Los tablistas peruanos asumieron a cabalidad su rol de protectores de las rompientes peruanas en 1992 cuando se proyectó la construcción de un muelle que malograría una de las olas más cotizadas del mar peruano: la ola de Cabo Blanco. Aunque nadie pensaba que un grupo de tablistas pudiera enfrentarse exitosamente a las siniestras maquinarias que amenazaban destruir la ola de Cabo Blanco, ellos se unieron a la Asociación para la Conservación de las Playas y Olas del Perú (ACOPLO) gracias a cuya acción se logró salvar la incomparable ola de Cabo Blanco.
Tablistas como “Magoo” De La Rosa, “Titi” De Col, Javier Fernández, Javier Castagnetto, “Sugui” Zegarra, Christian Neira, Rodolfo Bejarano, Pierre Tristant, Javier Huarcaya, Guillermo Gerberding, Hernán Peñaranda, Diómedes Arias Schereiber, Fernando Bouroncle, Steve Wagner, Nicolás Cuglievan y otros enfrentaron con valentía la ceguera de las autoridades que les impedía ver que la destrucción de esta espectacular ola significaría no sólo un golpe terrible para los tablistas, sino también para los habitantes de la caleta, que todos los años reciben la visita de cientos de turistas que llegan de todas partes del país y del mundo para experimentar la potencia tubular de la rompiente de Cabo Blanco. Sin embargo, gracias a la gestiones de ACOPLO, con la asesoría legal de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA), a través de Pedro Solano y Carlos Chirinos, se logró salvar este paraíso de los tablistas enclavado en nuestra costa norte, en la cálida región Piura, demostrando que los tablistas pueden velar por el mantenimiento de sus playas.
El éxito de los eventos de The Video Makers era rotundo, y durante tres años se realizaron los torneos de surf con mayor pozo en efectivo, mejor organización y variedad de espectáculos. Estos campeonatos fueron la antesala para un objetivo mayor: la realización del primer evento World Qualifying Series de la asociación de surfistas profesionales en el Perú. En 1993 se llevó a cabo un evento WQS en Ecuador y uno en Chile, lo cual rápidamente levantó polvo en nuestro país. El principal motivo: éramos el país con mayor tradición tablista en el continente y estábamos pasando al rezago en el frente de los campeonatos profesionales.
Javier Meneses viajó junto al gerente regional de marketing de Pepsico Latinoamérica, el peruano Eduardo Chipoco, para conocer los pormenores y necesidades de un torneo de talla mundial. En mayo de 1993 presenciaron el primer WQS en la historia de Chile, el Mormaii Iquique Pro. “Magoo” De La Rosa Toro fue nuestra principal arma nacional, alcanzó un trascendental tercer lugar en la competencia y su logro no estuvo exento de drama. En los cuartos de final, corriendo en su serie junto a Roberto Meza, Flavio Padaratz y Fabio Gouveia, “Magoo” sufrió la rotura de su tímpano en plena competencia. Roberto Meza, quien en ese momento lideraba la serie, tuvo que auxiliar a su compatriota, sacrificando su resultado por ayudar a De La Rosa, dándole el pase a las semifinales. En Chile, Meneses y Chipoco conocieron al brasilero Roberto Perdigão, director de la ASP en Sudamérica, y le expresaron el interés por llevar a cabo un evento oficial en Perú. Perdigão le dio el visto bueno a la iniciativa y un plazo de seis meses para organizarlo y comunicarlo.
En octubre de ese año empezó la convocatoria de empresas e inversionistas interesados en participar en el evento. Pepsico, con la marca 7 Up, fueron los presentadores del torneo. El presupuesto necesario para toda la realización era de aproximadamente 50,000 dólares en un momento en que el país comenzó a desprenderse de los rezagos de la crisis económica de los ochenta, el terrorismo y empezó la apertura de las importaciones. Aun así, no fue sencillo, pero Meneses sorprendentemente consiguió el financiamiento. The Video Makers dejó todo listo para ejecutar el primer campeonato profesional WQS de 2 estrellas en Perú, en febrero de 1994. La playa elegida fue Punta Rocas.
Un total de 119 tablistas pagaron los 150 dólares de inscripción para el evento. El 25, 26 y 27 de febrero, Punta Rocas fue una vez más la meca del surf. La convocatoria incluyó a 61 brasileros, 42 peruanos, 9 estadounidenses, 4 argentinos, 1 inglés, 1 hawaiano y 1 australiano. El pozo de premios era de 20,000 dólares. Durante todo ese fin de semana, miles de personas llegaron hasta el kilómetro 47 de la Panamericana Sur para presenciar este importante torneo. Con más experiencia, preparación y mayor rodaje en campeonatos internacionales, los tablistas brasileros ocuparon las primeras ubicaciones en casi todas las series, alcanzando tres de las cuatro posiciones finales de la competencia. Guilherme Herdy, local de Rio de Janeiro, logró la victoria, 1,000 puntos para el ranking y 4,000 dólares. Segundo fue Chris Gallagher de Estados Unidos, tercero Víctor Ribas y cuarto Flavio Padaratz, ambos también de Brasil. El mejor competidor peruano fue Roberto Meza, alcanzó la novena ubicación.
Durante seis años consecutivos The Video Makers realizó un evento WQS en el verano, siempre en Punta Rocas hasta el de 1999 que se hizo en San Bartolo. La competencia se combinaba con entretenimiento fuera del agua, torneo de longboard, desfile de bikini y una vez realizaron una serie de mujeres donde participó una pequeña Sofía Mulanovich, vislumbrando allí su futuro de talla mundial. En 1995 el evento pasó de dos a tres estrellas en el ranking de importancia de la ASP, repartió 40,000 dólares en efectivo (el doble al año anterior) y contó con la presencia del campeón mundial de 1988: el australiano Barton Lynch. Dos años después, en 1997 el evento nuevamente duplicó su presupuesto y añadió una nueva estrella, convirtiéndose en un importante WQS de cuatro estrellas (el máximo era seis estrellas). Ese año importantes surfers hawaianos visitaron Punta Rocas, incluyendo al futuro tricampeón mundial Andy Irons. En 1998 el evento volvió a ser tres estrellas y sorprendió la visita de los hermanos de Florida, C.J. y Damien Hobgood. Al año siguiente, la sede cambió a la playa Los Muelles en San Bartolo. La Copa D’Onofrio Pro fue ganada por el brasilero James Santos, pero la atención se la llevó la participación del tres veces campeón mundial Tom Curren. El maestro del estilo sólo llegó hasta los octavos de final, donde perdió frente al local “Makki” Block en un heat histórico para el sanbartolino.
En esos primeros seis años de WQS en el Perú (1994 - 1999) tablistas del WCT, leyendas y campeones mundiales visitaron nuestro país, muchos por primera vez. La participación de grandes empresas privadas permitió la organización de estos eventos de talla mundial, sumada al laborioso trabajo de Javier Meneses para sacarlos adelante. Todos los años, el fundador de The Video Makers escribió e invitó personalmente a cada uno de los tablistas extranjeros, así logró que tantos buenos tablistas compitiesen en el Perú por primera vez.
El diario Expreso apostó por un compromiso a largo plazo y creó una columna de surf semanal en su sección deportiva. La columna de Sergio “Gordo” Barreda fue una herramienta vital para la educación y promoción del surfing. Allí se publicó los resultados de los campeonatos nacionales, las más importantes incidencias internacionales y la tabla de mareas con las condiciones semanales para Lima, Trujillo y Máncora. Sus columnas estaban llenas de picardía, información y sobretodo, motivación. En muchas oportunidades el “Gordo” habló de lecciones para principiantes y alentó a las personas de todas las edades a correr, con anécdotas como la de su madre en Cerro Azul surfeando a los 61 años. Sus artículos eran comprensibles e informativos, tanto para un conocedor de la tabla, como para un lector esporádico. Sergio no fue un simple columnista, fue un educador del deporte.
El interés de correr olas grandes en Pico Alto decayó en los ochenta debido al estilo que imponían en todo el mundo los mejores tablistas profesionales internacionales, por que estaban enfocados en hacer las maniobras más radicales para obtener el mejor puntaje de los jueces. Entonces, en 1986, se planea hacer el evento Aloha Invitacional Pico Alto, que fue organizado por “Perico” Arévalo con el auspicio de su marca Aloha y Nike, infelizmente ese año no entró la crecida con el tamaño exigido. Unos años después, el 9 y 10 de mayo de 1989 se hizo una competencia de ola grande en Punta Rocas (se esperó la mejor crecida) y básicamente fue una sesión de free surf con una lista de tablistas invitados. Sus organizadores fueron Gustavo Reátegui y José Rizo Patrón (era el único juez de la competencia). Este campeonato se llamó Balin Open Big Wave Perú Surfing International y el primer campeón fue César Aspíllaga.
En 1990 el formato varió y se realizó en dos etapas: primero en Punta Rocas y posteriormente, entrando a unas semanas de espera de la siguiente crecida poderosa, en Peñascal, donde se montó la gran final. Las eliminatorias de Punta Rocas tuvieron tablistas invitados de Hawái y Sudáfrica, incluso la presencia de Mark Foo, quien lamentablemente falleció al año siguiente persiguiendo olas en Mavericks (California). Después la final, en Peñascal, fue ganada por un joven “Makki” Block de apenas 17 años, superando a los tablistas de mayor recorrido como “Magoo” De La Rosa Toro y César Aspíllaga. “Makki” recibió un premio de 1,000 dólares.
Recién en mayo de 1993, el Balin Big Wave Pro se llevó a cabo en la ola más grande de Sudamérica: Pico Alto. Por primera vez en la legendaria historia de esta rompiente los tablistas entraron en condiciones verdaderamente grandes para competir por un premio. La espera se acabó el 21 de mayo de 1993, cuando a través de la radio Doble 9 se anunció su realización. Los tablistas que quisieron competir debían emprender un rápido traslado hasta Pico Alto y así se armaban las series. En olas que superaron los 5 metros, tuvo todos los condimentos de un torneo de ola grande: tablas partidas, series en la cabeza y olones bajados. Fernando “Wawa” Paraud ganó el primer campeonato realizado en Pico Alto.
El Balin Big Wave Pro se llevó a cabo nuevamente en 1995 en Pico Alto. El siguiente año se cambió su nombre a Big Wave O’Neill Pico Alto Classic y fue organizado por Gustavo Reátegui con un panel de tres jueces. El campeonato se realizó el miércoles 29 de mayo de 1996 a partir de las dos de la tarde aproximadamente, y las olas bordearon los 7 y 8 metros de altura. El grupo de surfers que compitieron fueron quince: José Gómez, Paco Del Castillo, Rodolfo Bauer, Ronald Raygada, José Schiaffino, Diego Velarde, Felipe Bernales, Manuel Del Castillo, Walter Rohde, Marcos Ingunza, Carlos Velarde, Luiggi Nikaido, Wawa Paraud, Rodrigo Bonifaz y Roberto Meza. Primero ingresaron doce y en la mitad de la competencia ingresaron tres más. La sesión fue histórica, con tablas partidas, hombres varados en medio del mar y olas gigantes azotando sin piedad. El “Chino” Nikaido partió su tabla en una potente serie y un helicóptero de la policía debió evacuarlo del mar colgado de una soga, luego que recibió varias espumas en la cabeza. El campeón fue Ronald Raygada, quien también tuvo que ser evacuado por el helicóptero, casi cuando cayó la noche, al no poder salir por su cuenta porque había partido su tabla. Las reglas de este evento fueron: 3 horas de competencia, o sea todos juntos al agua, las 3 mejores olas y no había interferencia, como se hacia antiguamente en los campeonatos de ola grande.
Junto a estos torneos, las expediciones al sur del país buscaron nuevas rompientes y también llamaron la atención. En 1996 los tablistas limeños emprendieron la exploración de la costa de Arequipa, Moquegua y Tacna. Adelantadamente, el primero en recorrer esas playas inexploradas fue “Perico” Arévalo con sus amigos, organizando viajes anuales de vacaciones en donde combinaba sus dos pasiones, la tabla y la caza submarina. Posteriormente, César Aspíllaga en un viaje realizado a Tacna para adquirir un auto, lleva una tabla y durante su regreso a Lima, localiza y corre una poderosa ola tubular en la costa de Ilo. Este descubrimiento inspiró la organización de varias expediciones y entonces Ilo se convirtió en un nuevo sitio para los amantes de las olas grandes, tanto por la izquierda tubular de Piedras Negras, la larga derecha de La Cruz, como por sus monstruosas cavernas y gigantescas paredes izquierdas de El Olón y La Niña. En ese periodo del tiempo existía un vuelo comercial directo Lima - Ilo. Las primeras expediciones las hicieron Alejandro Cipriani, Walter Rohde, José “Jarita” Gómez, Roberto “Muelas” Meza, Luis y José Coli, Sergio Landeo y Luiggi de Marzo. Úrsula Cáceres, en ese momento fotógrafa de la revista Somos, y Javier Fernández, director de la revista Tablista, documentaron esas primeras heroicas sesiones, registrando los instantes históricos y eternizando las poderosas olas de Ilo.
Otros grupos de avezados tablistas limeños empiezan a frecuentar también en los años noventa las olas poderosas del norte chileno. Probando la potencia y el tamaño de las olas del litoral sur sudamericano en El Gringo, ubicado en la falda del morro de Arica, y en las olas radicales de Iquique. Además, las expediciones al extranjero se hicieron más frecuentes, quedándose Hawái, con Pipeline y Sunset Beach, como la meca, pero también trazando nuevas rutas hacia México, principalmente Puerto Escondido. Luego de los épicos viajes hechos en la década de 1980 de Martín Almenara y César Aspíllaga, nuevos nombres como Gonzalo Suito, “Wawa” Paraud, Rafael Navarro, Rodolfo Klima, Carlos Velarde y otros valientes acumularon millas frecuentes en el “Mexipipe”. Las fotos eran impresionantes, con tubos perfectos para la derecha y para la izquierda, medianos o inmensos, con una comitiva de peruanos dominando la cancha.
Junto a la participación de las empresas privadas trascendentes en el surf, tales como Backus & Johnston, D’Onofrio y Pepsico, llegó también el crecimiento de las importaciones de marcas netamente vinculadas a la tabla. Billabong era importada por los hermanos Max y “Magoo” De La Rosa Toro desde 1989, Quiksilver llegó al país a través de la empresa Ola y Montaña y sus dueños eran Carlos Ruiz De Luque y José Schiaffino, mientras que O’Neill y Reef aparecieron con la familia Reátegui, y otras marcas como Ocean Pacific (Op) realizaban esfuerzos desde la década anterior. También fortalecieron este mercado la aparición de las marcas internacionales creadas por las empresas nacionales como Dunkelvolk y Huntington.
En esta década hubo una espectacular proliferación de tiendas para tablistas en Lima y en varias ciudades de la costa. La pionera fue la tienda Gordo Barreda y luego aparecieron en Lima: Bali Beach, Paradise Surfshop, Fox, Chicama Surfshop, Ayllu Surfshop, Tienda Quince Surfshop, Picante Surfshop, Tabla Surfshop, Vision, Boz, Waves Surfshop, Local Surfshop, Mali Surfshop, Duty Free, Ala Moana, O´Neill, Avot Surf, Grajagan, Sumbawa, Pupukea, Oahu, Surf Center, Tre Piu, Big Head, Backside, Sunset y muchas más. En Piura: Jerry Surfshop. En Chiclayo: Inner Vision. En Trujillo: Pacific Surf, Banana Drops, Inside. En Tacna: Caleta.
Al crecimiento de la industria textil del nicho, se sumó la consolidación de los shapers nacionales. Eduardo “Wayo” Whilar creó tablas desde mediados de los sesenta y el “Gordo” Barreda desde los setenta. Apareció la marca Klimax, de Rodolfo Klima, un artesano innovador con técnicas extranjeras. Pedro Vásquez fue otro nombre que surgió gracias a su propio desarrollo de los materiales para fabricar tablas epóxicas, con sus innovadoras tablas Focus. Junto a ellos surgieron: Magic Island, RKT, Milton Whilar, Sunset de Carlos Echecopar, Local Creations, Vidmar, Black Good, Renh, Panic Tubes, Swells, Yenth Ccora, Ricardo Peschiera, Martín Cabrera y Rodrigo Gamarra con las Rod’g. Posteriormente Martín Jerí también fue uno de los referentes en el arte del diseño y producción de tablas.
La aparición de importantes tiendas departamentales extranjeras también favoreció al desarrollo, principalmente de los textiles, pero también generó un vínculo entre el consumidor masivo y el deporte. Saga Falabella, pese a que ya existía en el país como Sears y posteriormente como Saga, fue adquirida por inversionistas chilenos en 1996, convirtiéndose en una cadena más agresiva y poderosa. Ripley apareció en 1997, buscando competir contra Falabella. Su interés por el posicionamiento de las marcas de surf era tal que llevó a las dos gigantes a una guerra de exclusividades que continua lidiándose. En esta década de enorme evolución deportiva y comercial, Javier Huarcaya brindó el reporte del mar ACOPLO, que consistía en el envío semanal por fax del pronóstico de los oleajes. Los suscritos a este servicio lograron disfrutar unas sesiones de olas inolvidables en las playas del norte y de Lima.
La escuela de tabla Olas Perú y el potenciamiento de la industria del surf en el país llegaron acompañados de una nueva generación de tablistas con talento innato y una rápida capacidad de aprendizaje. En la década noventa los nombres de Gabriel Aramburú, Javier Swayne, Sebastián Alarcón, Sebastián “Toto” De Romaña, Gustavo Reátegui, Rodrigo Bonifaz, Gabriel Villarán, “Piccolo” Clemente, Pablo Doig, Omar Huamanchumo, Richard Navarrete, Luiggi Nikaido, “Makki” Block, Renzo Zazzali, Germán Aguirre, Guillermo León, Álvaro Malpartida, Oscar Morante, Jorge Fernández, José Gómez, Christian Guevara, Carlos Cruz, Karen Mendiguetti, Sofía Mulanovich, Jania Mulanovich, Jessica Valle, Kina Malpartida y Francesca Reátegui empezaron a destacar en las competencias. El reto era convertir ese talento en sostenibilidad y trasladar esa confianza a un plano internacional.
En febrero de 1996, los diarios y revistas de la época informaron que un niño de 11 años llegó a la final de la Copa José Duany en La Pampilla, el campeonato de mayor vigencia e importancia en Lima. Ese niño era Gabriel Villarán, el subió al podio de ganadores junto a tablistas 13 años mayores que él. Gabriel Aramburú se convirtió ese año en el campeón nacional de la categoría Sub 18. Título que en los siguientes dos años consiguió Gustavo Reátegui consecutivamente y luego, Javier Swayne se lo adueñó en 1999.
Y mientras ellos fueron la principal noticia entre los jóvenes tablistas de la época, Sofía Mulanovich fue la sensación. La entrenó tanto “Muelas” Meza como “Magoo” De La Rosa Toro en distintas etapas de su formación, dos de los mejores surfers de esa época. Sofía se convirtió, en los finales de la década noventa en el nombre más vinculado al surf y al Perú en el plano internacional. A los 11 años apareció en la portada de la revista Somos, por su irrefutable talento y determinante pasión. En 1996, con tan sólo 13 años, Sofía alcanzó su primer título nacional en la categoría femenina, y repitió el plato incesantemente hasta el año 2000. Su primera victoria internacional llegó en 1997 en Huntington Beach, California. Mulanovich viajó hasta la histórica playa para competir en el California Series Pro/Am, donde consiguió el título en una final disputadísima con Melanie Bartels, quien alcanzó el cuarto lugar en el mundial junior de 1996 realizado en esa misma playa, y era la campeona escolar NSSA en Hawái. Además era un año mayor que la peruana.
Al año siguiente, Sofía Mulanovich volvió a conseguir un título internacional cuando ganó el título Panamericano de surf en Brasil. También en 1998 la revista The Surfer’s Journal escribió una nota extensa sobre la joven peruana, donde destacó su capacidad para correr olas grandes y su experiencia al viajar a través de los Estados Unidos, Australia y Sudáfrica. En Jeffreys Bay, con apenas 15 años, Mulanovich consiguió un wildcard para competir en el Billabong Pro, llegando hasta las semifinales en derechas sólidas de dos metros de altura y superando en el camino a una top 10 del mundo, la hawaiana Rochelle Ballard.
En 1999 Sofía Mulanovich participó en torneos internacionales en los WCT de Francia (novena), Australian Open (cuartos de final) y U.S. Open (novena), y redondeó el año en diciembre con una medalla de plata en los IV Juegos Panamericanos de Tabla realizados en Mar del Plata, Argentina. Fue considerada la principal amenaza, para los próximos años del tour mundial femenino ASP, y su objetivo ella lo tenía claro: terminar el colegio, luchar para clasificar al WCT y una vez allí, ser la campeona del mundo.
Lamentablemente, la década de los noventa nos dejó bajas importantes de tablistas históricos. Contribuyentes con el deporte en las olas y en la tierra. Óscar “Chino” Malpartida falleció producto de un accidente en paracaídas. El tres veces campeón nacional (1972, 1980 y 1981) partió el viernes 1 de abril de 1994 en la Semana Santa. El “Chino” dejó atrás un legado histórico en el surfing y grandes recuerdos de fervientes combates en campeonatos contra su amigo y principal rival, Sergio “Gordo” Barreda. Su historia, sin embargo, no terminó de escribirse, ya que sus hijos Álvaro y Kina continuaron contribuyendo enormemente al deporte nacional en los años siguientes.
El 30 de octubre de 1996, un accidente en auto dejó en coma a Rodrigo Bonifaz Tweddle a los 20 años de edad en Hawái. El motivo del viaje era integrarse a los entrenamientos del equipo Town and Country internacional. Rodriguito destacó por su valentía en el mar desde muy pequeño, cuando tenía solamente 14 años de edad, en 1991, empezó a correr en Pico Alto con su maestro “Magoo” De La Rosa. El estuvo en coma casi 13 años, hasta que fallece el 22 de abril del 2009 en Barranco.
En marzo de 1997, Carlos Dogny Larco, el primer peruano que corre olas con una tabla hawaiana en las rompientes de Miraflores y socio fundador del legendario Club Waikiki, falleció. El padre del surf pidió que sus cenizas fueran esparcidas en el mar, frente al club que creó su visión de deportista, en un homenaje de tablistas para un verdadero tablista. Su partida significó el fin de una vida dedicada al culto de la tabla y al redescubrimiento de una práctica ancestral en el Perú: el arte de surcar olas.
El 7 de marzo de 1998, uno de los primeros tablistas en correr la mítica ola de Punta Rocas falleció en su hábitat de manera inesperada. Rafael “Mota” Navarro sufrió un infarto mientras corría olas, dejando atrás las historias legendarias y las sesiones irrepetibles junto a Felipe Pomar, Miguel Plaza y otros en la admirable época de la década de los sesenta. “Mota”, como era conocido por su círculo más cercano, nos dejó como legado el descubrimiento de playas y un estilo inimitable.
Es imposible intentar mencionar aquí a tantas personas influyentes, tanto en el mar, como fuera de él, en una década de mucho crecimiento en la tabla nacional. El más trascendente es Luis Miguel De La Rosa Toro, “Magoo”. Un referente para las nuevas generaciones del surfing peruano. “Magoo” fue un tablista que desde los años ochenta se vio como una luz capaz de devolverle el brillo a un deporte opacado por un complicado contexto económico y político en el país. Con un estilo rápido, agresivo y muy técnico, “Magoo” se abrió paso para convertirse en siete veces campeón nacional en casi veinte años de competencia. Luchó por un puesto en el World Championship Tour en múltiples eventos de la segunda división (World Qualifying Series) alrededor del mundo, y fue el abanderado de la selección nacional de tabla, mientras el Perú buscó reabrirse un camino para volver a ser una de las potencias del surf a nivel mundial. “Magoo” fue un verdadero tren de choque. Remó contra la corriente en situaciones complicadas. Viajó a varios campeonatos con préstamos y financiamiento propio, para una vez ahí verse perjudicado por dificultades económicas, puntajes inmerecidos y juzgamientos parcializados. Fue una aventura de exploración, una batalla que siempre empezó en desventaja. Por eso, el cambio se dio en esta época con su ejemplo, y también con Mark “Makki” Block, Roberto “Muelas” Meza y Luiggi “Chino” Nikaido, viajando en grupo, alentándose desde la playa y flameando banderas peruanas en Huntington Beach, Rio de Janeiro o Ericeira.
En cuanto a la formación, definitivamente el principal esfuerzo vino de parte de Roberto “Muelas” Meza y la creación de la escuela de tabla Olas Perú. Desde 1992 fue la formadora de tablistas, no sólo con las clases de surf, sino también impulsó los campeonatos para juniors y generó alianzas con importantes compañías para su sostenibilidad y crecimiento. Además de la escuela y el dedicado trabajo de “Muelas”, la industria del surf también aportó con mejores auspicios y le dio motivación a los nuevos talentos juveniles. Por ejemplo, el apoyo de Billabong, a través de los hermanos Max y “Magoo” De La Rosa Toro jugó un rol vital. Abarcó un equipo con casi todos los mejores surfers del país bajo su marca (“Makki” Block, Felipe Bernales, Rodrigo Bonifaz, Sofía Mulanovich, Gabriel Villarán, Álvaro y Kina Malpartida, Gabriel Aramburú, Mateo Gubbins y Ricardo Peschiera) son algunos de los tablistas que integraron este poderoso team.
Por la parte organizativa, The Video Makers y Javier Meneses lograron una hazaña histórica al realizar el WQS por primera vez en el Perú, y con ello las visitas de decenas de leyendas y excampeones mundiales. Sus eventos fueron entretenidos, dentro y fuera del agua, lo cual se convirtió en su principal herramienta de marketing y contribuyó a que los campeonatos de surf fueran atractivos para todo tipo de personas, desde tablistas, hasta gente totalmente ajena al deporte. Por supuesto, la labor de Gustavo Reátegui y José Rizo Patrón, por financiar los eventos en ola grande para premiar a los mejores tablistas locales, fue muy valorada y hasta adelantada a su época.
Por el lado de la Federación Peruana de Tabla (FEPTA), la gestión de los presidentes José Whilar, Fortunato Quesada y Augusto Mulanovich, con el apoyo de Adolfo Valderrama, Bernardo Alva, Javier Fernández, Leslie Passalacqua, Nino Lauro, Igor Sobrevilla, Karín Sierralta y Ricardo Kaufman, que trabajaron impulsados sólo por su pasión y amor al deporte, para solicitar los recursos y lograr que la participación de la selección nacional de tabla a las competencias mundiales ISA se hiciera con un equipo completo de atletas y técnicos. También para darle un nuevo rumbo a la federación, promoviendo la descentralización de las competencias, la formación de técnicos deportivos y nuevos jueces, para crear un deporte de la tabla más profesional y con mejores resultados. Fue una década maravillosa que sirvió de aprendizaje y de crecimiento.
CAPÍTULO UNO: LOS PESCADORES TABLISTAS
CAPÍTULO DOS: LA NAVEGACIÓN EN EL ANTIGUO PERÚ
CAPÍTULO TRES: LA VEROSÍMIL RELACIÓN PERÚ - POLINESIA
CAPÍTULO CUATRO: LA TRADICIÓN DE HAWÁI
CAPÍTULO CINCO: CARLOS DOGNY LARCO Y EL CLUB WAIKIKI (1938 - 1949)
CAPÍTULO SEIS: LOS PRIMEROS AÑOS ERAN INSTITUCIONALES (1950 - 1959)
CAPÍTULO SIETE: LA DÉCADA PRODIGIOSA (1960 - 1969)
CAPÍTULO OCHO: SER TABLISTA ES UN ESTILO DE VIDA SALUDABLE (1970 - 1979)
CAPÍTULO NUEVE: EVOLUCIONA CON TU DEPORTE (1980 - 1989)
CAPÍTULO DIEZ: EL INICIO DE LA HISTORIA CONTEMPORÁNEA (1990 - 1999)
CAPÍTULO ONCE: EL PERÚ LÍDER DEL SURF LATINOAMERICANO (2000 - 2009)